El Arrepentimiento

El Arrepentimiento

El Arrepentimiento

¡Que Dios nos inspire a arrepentirnos!

Traducción de una familia de palabras que indican un retorno, un cambio de parecer o un repudio del pecado para regresar a Dios.

En el Antiguo Testamento

Puesto que Israel debe a Dios obediencia absoluta y cae bajo juicio cuando se desvía, sólo por el arrepentimiento puede restablecer su relación favorable con Él. La nación puede apartar un día entero para este reconocimiento.

En el libro de Nehemías 9, encontramos que el pueblo de Dios ayuna, se arrepiente y adora a Dios. Los sacerdotes y Levitas, al igual que el resto del pueblo, se arrepintieron, alabaron y glorificaron a Jehová Dios, de una manera intensa.

Las liturgias del arrepentimiento

En los libros de Isaías 63:7-64:12, Daniel 9:14-19, Oseas 9 y 14, se encuentran las liturgias y confesiones del remanente de Israel sobre su conducta y relación con el Padre celestial. Aquí ellos expresan su temor y su esperanza en el día de la venganza.

Como símbolo de su renuncia al pecado, es decir el arrepentimiento, desgarran sus vestidos, ayunan, se visten de cilicio, o se sientan en cenizas. Los profetas recalcan el aspecto personal del arrepentimiento, al exigir una reorientación de todo el individuo, que conduzca a la obediencia, confianza en Dios y rechazo de todo ídolo y toda dependencia de lo humano. El arrepentimiento demanda una renovación del espíritu y del corazón; lo cual es posible sólo como consecuencia de la redención divina.

Ezequiel 18:31: “Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?”

Isaías 44:22: “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.”

Jeremías 31:33: “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.”

Ezequiel 11:19: “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,”

Ezequiel 36:26: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.”

En lenguaje antropomórfico, se afirma que Dios también se arrepiente, con lo cual se señala simplemente un cambio en su relación con el hombre.

Génesis 6:6: “Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.”

En el Nuevo Testamento

Juan el Bautista continúa la demanda de arrepentimiento diciendo:

San Mateo 3:8-10: “8Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.”

Nuestro Señor Jesucristo expresó sobre el arrepentimiento:

San Marcos 1:15: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.”

San Lucas 13:3: “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.”

Jesús señaló el arrepentimiento, pero con mayor énfasis en la interioridad de la limpieza y la totalidad de la demanda divina.

San Lucas 14:33: “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.”

San Mateo 18:3: “y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.”

San Lucas 5:32: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.”

En un sentido nuevo, Jesús hace posible el arrepentimiento, porque éste es completado por la fe, con el discipulado cristiano. En la predicación de la iglesia apostólica, el arrepentimiento es básico.

Hechos 3:19: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,”

2 Corintios 7:9: “Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.”

Hebreos 6:1: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,”

Apocalipsis 2:21: “Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.”

El arrepentimiento se relaciona con el bautismo.

Hechos 2:38: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”

Se relaciona con la fe

Hechos 20:21: “testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.”

Se relaciona con el perdón

San Lucas 24:47: “y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.”

Este retorno a Dios, se basa en la obra de Cristo.

1 Pedro 2:25: “Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.”

Hechos 17:30: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;”

Este retorno a Dios es a la vez una responsabilidad humana, y un don de Dios por medio del Espíritu.

Hechos 8:22: “Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón;”

Romanos 2:4: “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?”

2 Timoteo 2:25: “que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,”

Hechos 10:45: “Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.”

Por lo general, en el Nuevo Testamento, arrepentimiento es traducción de la voz “metanoia”, que significa “cambio de actitud o de propósito en la vida”, y no sólo “penitencia”, como solía traducirse en las versiones católica-romanas antiguas.

¡Permita el Señor que nos arrepintamos siempre que cometamos algún pecado!

Pastor Álvaro Rolón

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