El Lecho Sin Mancilla – Relaciones de Parejas

Relaciones de Parejas
El Lecho Sin Mancilla

“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”. Hebreos 13:4

A veces en algunas iglesias se evita tratar los temas sobre el sexo, porque se consideran “tabú”. Encontramos muchos hermanos cristianos que viven confundidos con relación a este asunto y desconocen lo que es incorrecto y lo que es correcto y aceptado por nuestro Señor, en cuanto a nuestras relaciones íntimas. Debido a esta ignorancia, podrían estar realizando actos vergonzosos y por tanto, nosotros tenemos la responsabilidad de orientarles.

Que el matrimonio sea honroso en todo

Para poder interpretar o más bien extraer el mensaje que se nos quiere comunicar en algunos pasajes bíblicos, debemos buscar el contexto a través del mensaje bíblico en general. El versículo tratado aquí nos ordena o requiere que el matrimonio sea honroso en todo. La pregunta que puede surgir es, “¿a qué se refiere con honroso? ¿Qué quiere decir esto?” Aquí el escritor se está dirigiendo estrictamente a los matrimonios. “A los adúlteros y fornicarios los juzgará Dios”, nos dice la Palabra. Aún estando casados, a la pareja se le requiere de parte de Dios, mantener una conducta moral, ética, en sus relaciones íntimas. Como podemos entender, el lecho se refiere a la cama del matrimonio, donde se exige una conducta sin mancilla. Ahora nos corresponde escudriñar lo que implica el término mancilla.

El término “mancilla”

La palabra “mancilla” se deriva de mácula o mancha. En sentido figurado, puede referirse a manchar la buena reputación o el prestigio. También puede señalar el acto o las formas de deslucir o afear algo.

La mancilla, en el versículo que estamos considerando, se está dirigiendo a cualquier acto impropio que se realice, mire o que aún se piense durante las relaciones íntimas matrimoniales. Algunos de estos actos podría ser la lascivia que es la propensión a la lujuria. La lujuria se manifiesta en la concupiscencia de la carne. La concupiscencia es un apetito y deseo desordenado de placeres deshonestos. Algunos de estos placeres deshonestos aplicables al matrimonio son: la pornografía, la sodomía, el sexo oral, el adulterio en el corazón, etc. La lujuria o libidinosidad se define médicamente como el deseo sexual considerado como impulso y raíz de varias manifestaciones síquicas.

La lujuria como acto de mancilla, puede ser el estar teniendo relaciones íntimas con su cónyuge y estar pensando en otra persona. Este tipo de lujuria es considerado adulterio, “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. San Mateo 5:28. Aunque aquí dice “cualquiera que mira”, el solo hecho de estar pensando en una persona diferente al cónyuge, es igual a estar mirándola. Es como tener un retrato de esa otra persona en la mente. Este es uno de los casos de lujuria que es considerado adulterio por nuestro Señor.

El sexto oral es otro tipo de lujuria, por cuanto Dios creó diferentes partes de nuestro cuerpo para realizar diferentes funciones en particular. Este acto, al igual que la sodomía, está en contra de la naturaleza y por tanto, su práctica es inmoral y pecaminosa.

La sodomía o sexo anal es otro acto contra la naturaleza, al igual que el sexo oral. El nombre sodomía se deriva del pueblo de “Sodoma”. Sabemos que el Señor destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra por todas sus aberraciones y en especial, por sus prácticas homosexuales. La sodomía puede ocurrir en personas de un mismo sexo o en un matrimonio entre un hombre y una mujer.

Ni la boca, ni el ano son órganos sexuales. La boca es el comienzo del sistema digestivo y el ano es la parte final. Usar para otra función las partes de nuestro cuerpo que fueron creadas para realizar una función específica, sería decir que Dios se equivocó al crearnos. En Romanos 1:24-28 encontramos más información sobre este tema. Deseo señalar que en Romanos 1:28 la Palabra nos dice, “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”. Hermanos y amigos, les exhorto a obedecer la Palabra de Dios. Si continuamos en desobediencia desechando la voluntad de Dios para la felicidad de nuestra vida, el Señor nos puede entregar a una mente reprobada y así pagaremos las consecuencias de nuestro pecado. Que Dios nos dirija en nuestra vida. Amén.

La pornografía

La pornografía se refiere al carácter obsceno de obras literarias o artísticas. El adicto a la pornografía está prostituído. La pornografía es otro caso de lujuria que puede ir en aumento a medida que pasa el tiempo y se continúa con esa práctica malsana. Al igual que todas las cosas, los adelantos tecnológicos pueden ser utilizados en forma positiva o negativa. La televisión, el cable, y mayormente el Internet, nos han ayudado como medios de comunicación en una forma grandiosa. Como mencioné anteriormente, estos medios también pueden ser usados perniciosamente. También existen revistas y muchas otras cosas que usadas indebidamente, pueden ser fuentes para cometer pecado. Tener que depender de la pornografía, ya sea a través de Internet o de revistas, etc., para ser estimulados sexualmente, es una aberración y una atadura que puede ir dañando más y más nuestra mente. Estos actos pueden deteriorar las relaciones íntimas, y como se mencionó anteriormente, se puede considerar adulterio como se nos indica en San Mateo 5:28. El motivo de deseo sexual en un matrimonio saludable debe ser su cónyuge. De no ser así, algo malo está sucediendo y hay que tratar con esa problemática.

Cuando nos salimos del orden establecido por Dios, catalogándolo de “anticuado”, puede traer muy malos resultados.

Por: Pastor Álvaro Rolón
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