El llamado ministerial

El llamado ministerial

El llamado ministerial

¡Hermanos, que el Señor les bendiga!

Cuando el Señor te llama a ejercer algún ministerio específico, no significa que no tendrás obstáculos en el camino.

San Lucas 9:23:“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.

Aquí el Señor no te está prometiendo prosperidad material alguna como a hijo de un rey. En esta escritura el Señor te está aclarando o advirtiendo sobre las dificultades que atravesaremos al seguirle a Él. Nótese que Él no dice que quizás tendrás que tomar tu cruz, Él te dice que la tomes si quieres seguirle. Estas aseveraciones suenan un poco diferentes a lo que se escucha en algunas predicaciones. Como seres humanos, nos gusta que nos digan cosas lindas, agradables para nuestra carne aquí en la tierra, pero eso no es lo que encontramos en las escrituras. El Señor sí nos promete salvación, vida eterna, galardones, etc., pero eso será una realidad cuando estemos con Él en gloria. Para la vida en este mundo, también nos promete bendiciones, si nos sometemos a la obediencia de su Palabra. Debemos reconocer que la Palabra también nos advierte que en el mundo tendremos aflicción.

Recuerdo hace varios años, que cuando alguien comenzaba algún proyecto de un ministerio y surgían dificultades, se le insinuaba al ministro que posiblemente eso no era de Dios. Muchos cristianos asumían que cuando un proyecto era de Dios, no surgirían muchos obstáculos. Gracias al Señor, podríamos decir que prácticamente esa forma de pensar ha sido erradicada del ámbito cristiano.

San Mateo 8:24: “Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero Él dormía”.

En esta escritura encontramos que aún estando Jesús presente, se levanta una terrible tempestad en el mar. Personalmente creo que esa tormenta fue causada por la voluntad de Jesús para inculcar una enseñanza en los discípulos. ¿Por qué teméis hombres de poca fe? Esta fue la respuesta del Señor a los asustados discípulos.

San Mateo 8:26b: “Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza”.

Esta experiencia marcó a aquellos discípulos de tal manera que se maravillaron del poder de Jesús. Seguramente la fe en el Señor aumentó en gran medida en aquellos hombres.

San Mateo 14:24: “Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario”.

En estos momentos los discípulos se encuentran en medio del mar, a punto de perecer. Están allí obedeciendo al Señor que los hizo entrar en aquella barca e ir delante de Él. Creo que este ejemplo debe ser suficiente para entender que el mero hecho de haber sido enviado por el Señor, no nos librará de peligros y dificultades. Sólo tenemos que depositar nuestra fe y confianza en que el que nos envió, cuidará de nosotros. Una vez más, estos discípulos encuentran que para el Señor todo es posible, y que aunque surjan momentos difíciles en nuestras vidas, el Señor está con nosotros y conoce nuestra situación. Es necesario que todas estas cosas acontezcan para que crezca nuestra fe y confianza en el Señor.

Los apóstoles murieron asesinados de diferentes maneras, menos Juan, que murió anciano, desterrado en la isla de Patmos. No pretendo ser negativo con relación a la Palabra de Dios, pero creo que los ministros debemos ser honestos y no tratar de engañar con zalamerías. El camino del evangelio no es ningún lecho de rosas, pero hay que aclarar que el Señor estará con nosotros y grande será la recompensa para quien obedezca.

Nuestro Señor Jesucristo es el ejemplo perfecto de una vida apartada para Dios. Él sufrió por nuestros pecados hasta morir crucificado en la cruz del Calvario. Esto no significa que para tener la salvación eterna tengamos que hacer algo. La salvación eterna la recibimos completamente gratis al aceptar a Jesucristo como nuestro único y exclusivo Salvador. Esta salvación eterna es un regalo para nosotros, pero el Señor pagó un alto precio sufriendo por el pecado de toda la humanidad hasta morir en la cruz.

Ser Llamado No Implica Ser Escogido

San Mateo 20:16b: “porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”.

Muchos miembros de congregaciones y aún ministros, pueden haber sido llamados y haberse incorporado y envuelto en la iglesia, sin haber aceptado verdaderamente, de corazón al Señor. Esto puede ocurrir debido a diferentes razones. Hay infinidad de motivaciones para que una persona se acerque al pueblo de Dios. Unos pueden hacerlo por los panes y los peces; otros, por deseos de poder, de popularidad, y aún buscando riquezas materiales. Algunos lo hacen para complacer a familiares, a una novia, o esposa cristianos. Si continuara nombrando razones no terminaría nunca, así que resumo señalando que existen innumerables motivaciones.

Estas personas que se han acercado al pueblo de Dios con estas motivaciones, si no aceptan al Señor de corazón, estarán perdiendo su tiempo en todo lo que hagan. El solo perder su tiempo no es nada comparado con todo el daño que hacen. Pueden usar la Palabra de Dios y lograr que ocurran milagros y maravillas. Esto es lo que confunde a personas que no han profundizado mucho en la Palabra. Estas personas que como dice la escritura, “perecen por falta de conocimiento”, al ver la manifestación de estos milagros y prodigios, aceptan a esa persona como ministro de Dios. Estos cristianos deben entender que lo que ocurre es que Dios honra su Palabra, que no regresa vacía. Esto es lo que el Señor nos expresa en San Mateo 7:21-23.

San Mateo 7:21-23: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.

En realidad me sorprende la manera en que viven y ministran algunas personas que están ocupando altos cargos y posiciones en las esferas cristianas. He llegado a la conclusión que no tienen temor de Dios. Pareciera que el enemigo de las almas les ha cegado. Su conciencia les ha sido cauterizada y ya no pueden ver el abismo hacia el cual se dirigen. Han sido tan confundidos por los deseos de la carne y de este mundo, que ya no son capaces de entender que morirán y tendrán que dar cuentas al Señor. Están ciegos espiritualmente, tergiversan las escrituras a su conveniencia y están como anestesiados por Satanás. Siguen hacia delante con sus malévolos propósitos sin importarles todo el daño que causan a los más pequeñitos. Saben que el cristiano humilde, que el Señor compara con ovejas, depende de su pastor, el cual sin que ellos se percaten, los puede llevar como becerros al matadero. Esto que digo aquí se puede certificar con los malos ejemplos que han sucedido en algunas congregaciones que han sido dirigidas por un pastor fuera de la voluntad de Dios, que los ha guiado a muchas cosas malas, inclusive al suicidio.

Me siento conmovido cuando veo y escucho la forma como algunos ministros guiados por su codicia y ambición, no tienen misericordia de aquellos cristianos que no conocen mucho de la Palabra y se aprovechan de ellos. Les manipulan y esclavizan a diezmar y a ofrendar para cuanta causa se les ocurre, sin importarles la situación financiera de estos hermanos. Si nuestro Señor cumplió con la ley de Moisés y la mayoría de estos ministros lo saben, ¿cómo es posible que desobedezcan tan crudamente la voluntad de Dios?

Nuestro Señor Jesucristo advierte sobre este tipo de cristianos o ministros.

San Lucas 6:46: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?”

Ministro que lees o escuchas este mensaje, todavía estás a tiempo de arrepentirte y tratar de sanar todo el daño que has causado. Medita en tu ministerio y pídele a Dios que te muestre su voluntad en cuanto a la ministración de las finanzas en la iglesia de Cristo.

Son muchos los ejemplos bíblicos que podría citar sobre este asunto. Si estudiamos los diferentes personajes bíblicos que fueron llamados a ejercer un ministerio por el Señor, hallaremos que pasaron momentos difíciles durante el ejercicio de dicho ministerio. El estudio de este tema tiene como propósito hacerte entender, que aunque tengas que pasar por tiempos de amargura y dificultad, no debes pensar que si el Señor te llamó, luego te ha abandonado. Continúa hacia delante en tu ministerio, sin importar los obstáculos que surjan.

¡Que el Señor nos cuide!
Pastor Álvaro Rolón

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