El Premio Del Supuesto Llamamiento
Filipenses 3:12-14: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; si no que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
Comienzo el comentario sobre esta porción bíblica, mencionando lo ya establecido en algunas partes de otros de mis trabajos publicados. Dios no es Dios de confusión, nosotros somos lo que a veces erramos al interpretar algunos segmentos bíblicos. Creo y exhorto a los diferentes ministros y líderes del Señor, a que nos esforcemos más en tratar de extraer el verdadero mensaje contenido en la Biblia. Hay ciertas partes específicas de la Biblia que ofrecen mayor reto, donde se nos requiere una mayor dedicación y preparación espiritual para poder extraer su verdadero mensaje. Querer descifrar pasajes bíblicos con el conocimiento humano sin una consagración espiritual, nos guiará a llevar confusión y herejías al pueblo de Dios. Si actuamos irresponsablemente, sin respeto alguno hacia las cosas de Dios, en algún momento tendremos que dar cuentas al Señor por nuestra negligencia.
Hermanos, amigos, en el nombre del Señor, me he propuesto en este estudio esclarecer el significado de una serie de textos bíblicos que han creado confusión al pueblo de Dios. Como ejemplo de lo que luego pasaré a discutir, está el caso del concepto de la Trinidad, el cual no se encuentra explícitamente en ninguna parte de la Biblia. Llegar a extraer y explicar este término espiritual, no fue posible por mero conocimiento humano, sino que fue necesaria una revelación especial de parte de Dios. Hay muchas porciones bíblicas que se hallan veladas y que sólo se pueden discernir espiritualmente. Tratar de comentar, discutir, explicar, etc. estas porciones sin la guía del Espíritu Santo, sólo trae confusión y oscuridad al pueblo de Dios.
Algunos de estos textos bíblicos que crean divisiones y diversas interpretaciones son: Salvación, Santificación, Redención, juicios, condenación y otros. Casi todos estos términos los he comentado en otros de mis estudios.
Podríamos catalogar estas palabras como “términos dicótomos”, lo cual significa que el mismo término se puede referir a dos situaciones diferentes. En un momento dado, el mismo término podría ser esclarecido al usar un adjetivo que diferencie el uno del otro. A veces asumimos que el lector va a poder distinguir a cuál situación particular nos referimos al usar una de estas palabras, pero si no ocurre así, alguien debe ocuparse de aclararlo. En ocasiones en los diferentes idiomas existe una sola palabra para referirse a más de una cosa o situación. En estos casos, es necesario el uso de adjetivos o alguna explicación aclaratoria que señale a qué o a cuál cosa o situación nos estamos refiriendo.
Por ejemplo, en la Biblia tenemos términos tales como: Salvación, que a veces se refiere a la “salvación eterna” que podremos recibir cuando partamos con el Señor; y la “salvación terrenal”, que comienza cuando aceptamos al Señor y la cual podemos disfrutar mientras estemos vivos, y se puede lograr por nuestra forma de vivir. Está la condenación, que se puede referir también a la condenación eterna o a la terrenal. La “condenación terrenal” la sufriremos al pagar por las consecuencias del pecado. Está el juicio, que se puede dividir en el juicio del “Trono Blanco” para condenación, y el juicio para ser “galardonado o avergonzado” por lo que hicimos con nuestros talentos. Para evitar interpretaciones erróneas, tenemos que identificar a qué situación se está refiriendo la escritura que estemos tratando. Espero que estos cortos comentarios ayuden a recibir en forma más clara el mensaje que deseo llevarles.
Un ejemplo es el término “amor”, el cual en español es la única palabra para referirse al sentimiento de aprecio o cariño que se tiene a la familia y amigos, a la esposa y a Dios. Para poder distinguir a qué tipo de amor nos estamos refiriendo, es necesario conocer el contexto donde está contenida la palabra. En el idioma griego tenemos tres vocablos distintos para estos tres diferentes sentimientos. Para señalar el sentimiento o amor hacia la familia y amigos, se usa la palabra “fileo”; para el sentimiento o amor a la esposa, “eros”; y para el amor a Dios “ágape”.
Los comentarios anteriores tienen como finalidad o propósito, dar a conocer de dónde he sacado lo que señalo aquí. Aunque el tema de “la salvación” ya se ha comentado en otros trabajos ya publicados, creo necesario tratar de aclarar la mayoría de los textos bíblicos referentes a la salvación, que brindan retos para su interpretación.
Son muchas las porciones de la Palabra en que se nos especifica que la “salvación eterna” es por “gracia” y no por obra. Los seres humanos repetimos esto, pero luego directa o indirectamente pasamos a señalar lo que hay que hacer (obras) para poder recibir lo que se nos ha dado por “gracia”. ¿Cómo va a ser posible que en unas partes de la Biblia se nos diga que la “salvación eterna” es por “gracia”, y luego se nos señalen las obras que tenemos que realizar para alcanzarla? Un hermano que me visitó, me contó que a su congregación fue un ministro. Este señor les dio un estudio bíblico sobre mayordomía financiera. Al finalizar, mi amigo y hermano le preguntó: “Hermano, si yo no diezmo me voy al infierno?” El ministro le contestó: “Hermanito, desgraciadamente sí.” Entonces le dije: “Pero entonces, ¿a qué vino Jesucristo, si lo que nos da la salvación es diezmar?” Esto se debe a la forma incorrecta en que nos estamos acercando a la Palabra de Dios. Las cosas espirituales sólo se pueden discernir espiritualmente.
Trataré de analizar la porción bíblica contenida en Filipenses 3:12-14, confiando en que el Señor me dirigirá.
“no que lo haya alcanzado ya”
Aquí el apóstol Pablo se está refiriendo a algo que él está tratando de alcanzar por su propio esfuerzo. Con relación a esta primera parte de la porción que trataremos, de inmediato podríamos desechar la idea de que él se está refiriendo a la “Salvación Eterna”, la cual recibimos al aceptar verdaderamente de corazón a nuestro Señor Jesucristo como nuestro único y exclusivo Salvador.
2 Timoteo 1:9: “quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”.
Aquí podemos observar que la salvación está primera que el llamado a un ministerio específico. Por esto podemos concluir que la “salvación eterna”, que es a la cual se está refiriendo esta escritura en 2 Timoteo 1:9, no es por obras sino por “gracia”, un regalo de Dios. Lo que Pablo expresa en Filipenses 3:12-14 es que lo que está tratando de alcanzar no es la “salvación eterna”, sino desarrollar al máximo el llamado que recibió del Señor y así recibir su galardón.
“ni que ya sea perfecto”
El término perfecto, o la perfección a la que Pablo se refiere en el versículo 12b, es al absoluto, al ideal o a la meta que debemos encaminarnos y que debemos tratar de acercarnos más y más cada día de nuestras vidas. Luego, y tan cerca como en el versículo 15 de la misma sección, Pablo dice: “Así que, todos los que somos perfectos,…” Filipenses 3:15ª. Hermanos, esto puede aclarar más lo expuesto anteriormente sobre el doble significado que puede tener una misma palabra. En el versículo 12b nos dice, “ni que ya sea perfecto”, y luego en el versículo 15ª, nos dice: “todos los que somos perfectos”. Aquí hay una aparente contradicción, si no aclaramos a cuál de las dos perfecciones se está refiriendo en cada diferente versículo. La perfección a la que Pablo está señalando en el versículo 15ª es a la que recibimos como parte de la “salvación eterna”, y debido al sacrificio de nuestro Señor Jesucristo. Cuando Dios nos mira ve a Cristo en nosotros y por eso nos ve perfectos y santos.
1 Corintios 13:10: “mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará”.
Filipenses 3:12b: “sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús”.
Pablo continúa hablando de ese algo que él prosigue por ver si lo logra asir. Entiendo que no puede haber duda alguna de que en ningún momento aquí Pablo se refiere a la “salvación eterna”. Ese algo que él persigue se puede conseguir a través de esfuerzos personales y obras. Entiendo que él se está refiriendo a los galardones por su obediencia, por su dedicación a realizar de la mejor manera posible, el ministerio para el cual fue llamado. “fui también asido por Cristo Jesús”, o sea que él fue asido, tomado, llamado por nuestro Señor Jesucristo para ejercer su ministerio apostólico. Pablo se expresa de esta manera, porque creo que todos conocemos la forma en que Pablo fue asido o llamado.
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado”.
Aquí Pablo repite lo dicho y explicado ya en la primera parte de esta porción bíblica. Lo que continúa luego de esta última parte, se puede entender por lo ya explicado. Pablo repite que prosigue a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. A través de toda esta porción bíblica, Pablo se ha referido al premio, a los galardones y no a la “salvación eterna”.
Una cita bíblica que complementa o que guarda cierto paralelismo con Filipenses 3:12-14.
1 Corintios 9:24: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”.
Aquí también se refiere a ser galardonado, pues nos dice que sólo uno se lleva el premio. La “salvación eterna” no la gana sólo uno, sino todos los que acepten a nuestro Señor Jesucristo como su único y exclusivo Salvador.
Ruego al Señor que todo lo expuesto aquí sirva para aclarar dudas y para llevar consuelo a aquellos hermanos que no están disfrutando de las bendiciones del Señor, por el temor que sienten de perder la “salvación eterna”. Aquí no se está hablando de una licencia para pecar ni se está estimulando a desobedecer la voluntad de Dios para nuestras vidas. El que cometa pecados deliberadamente, sufrirá y pagará las consecuencias de su pecado aquí en la tierra. Cuando llegue a la presencia del Señor, no tendrá galardones y será avergonzado por su negligencia e irresponsabilidad con el uso de los talentos que el Señor le dio y que le fueron confiados. Sentirá vergüenza y arrepentimiento durante el tiempo del juicio, pero al finalizar el juicio, no habrá más sufrimiento, llanto ni dolor.
Apocalipsis 21:3-4: “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”
¡Que Dios bendiga a todos!
Pastor Álvaro Rolón