El Príncipe De Este Mundo
¡Que el Señor nos dirija!
Daniel 10:12-13: “Entonces me dijo: Daniel no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.”
Jehová nuestro Dios, el único Dios verdadero es omnipotente. A Él todo le pertenece y puede hacer lo que quiera y como Él quiera. No obstante, y aunque todo le es licito por su deidad, Él mismo ha decidido sujetarse a su palabra. En el jardín del Edén, Jehová instruyó a Adán y a Eva sobre todo lo que debían y lo que no debían hacer. La serpiente antigua, Satanás, se acercó a Eva y la instigó a desobedecer a Dios. Ella aceptó desobedecer a Dios y de esa manera le cedió cierto poder a Satanás sobre la humanidad. Todos sabemos que Dios todo lo puede, sabemos que Satanás es un mentiroso lleno de odio y maldad. Sin importar su poder absoluto, Jehová se sujeta a su Palabra. Todo aquel poder que Dios le concedió al hombre, el hombre lo traspasó a Satanás a través de escucharle y obedecerle a él, y desobedecer a Dios. Repito que si Dios hubiese querido, rechazaba lo ocurrido, pero Dios es Dios de palabra. Él no miente ni engaña, ni siquiera al mismo Satanás. Si luego de haber dado instrucciones a Adán y a Eva, Dios hubiese perdonado su desobediencia, entonces Satanás le diría que Él (Dios) es igual a él (Satanás), otro mentiroso.
A veces por ignorancia escuchamos a algunas personas decir que Satanás no tiene ningún poder, pero eso hay que analizarlo a la luz de la escritura. Desde que Adán y Eva pecaron, Jehová nos ha presentado varias formas de mantener cierta relación con Él, a través de las diferentes dispensaciones y pactos, que nos han sido revelados en una forma progresiva. Actualmente estamos en la “Dispensación de la Gracia”, la cual comenzó con la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. En esta dispensación, la cual ha llegado al máximo cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro único y exclusivo Salvador, ocurre una serie de eventos en nuestras vidas, por los cuales adquirimos nuestra “Salvación Eterna”. De ahí en adelante, nuestra “Salvación Terrenal” dependerá de nuestra obediencia a la Palabra de Dios. Mientras luchamos para mantenernos fieles a la voluntad de Dios, y aunque Satanás nos tiente, lo podemos vencer en el nombre de Jesús. Mientras permanezcamos siguiendo las pisadas del Maestro, Satanás no tiene poder sobre nosotros y podremos resistir las tentaciones. Si después de haber aceptado al Señor nos desviamos, no perderemos la “Salvación Eterna”, pero sí la “Salvación Terrenal”. En este caso, aunque ya hemos aceptado al Maestro, estaremos influenciados por Satanás, quien podrá hacer mucho daño a nuestras vidas. Si pecamos después de haber recibido tan grande salvación, tendremos que pagar las consecuencias de nuestro pecado.
En esta condición pecaminosa, Satanás, el príncipe de este mundo, tendría potestad sobre nosotros. Cuando nos mantenemos en la voluntad de Dios, ahí nosotros tenemos la potestad que Jesucristo nos dio sobre los demonios.
San Marcos 16:17: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios;[…]
San Mateo 16:19b: “Estas señales seguirán a los creyentes, en mi nombre echarán fuera demonios.” San Marcos 16:17. “Todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.”
La porción bíblica de Daniel 10:12-13 nos muestra los poderes malignos. No estoy exaltando aquí a Satanás o a sus demonios, pero sí reconociendo una realidad bíblica. Si el enemigo no tuviese poder, no podría oponerse a que se cumpla la voluntad de Dios para nuestras vidas. Desde luego que Satanás puede hacer sólo lo que Jehová le permite. En el caso de Job, vemos cómo el enemigo va a la presencia del mismo Dios a reclamar todo lo que puede conseguir.
Otro ejemplo similar al caso de Job ocurre cuando Jesús le advierte a Pedro.
San Lucas 22:31-32: “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.
Aquí podemos ver que Satanás no tiene autoridad para zarandear a nadie si Dios no se lo permite. Jesús no dice que ha rogado para que no sea zarandeado, sino para que no le falte la fe. Este caso nos sirve para seguir hacia adelante cuando vienen tribulaciones, sabiendo que Jesucristo intercede por nosotros.
Zacarías 3:1: “Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.”
En esta parte de la escritura encontramos más información sobre la labor acusatoria de Satanás.
Efesios 6:11-12: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Aquí se nos advierte de la lucha que tendremos mientras estemos en este mundo. También se nos sugiere sobre la forma en que debemos estar preparados. De la manera en que se nos describe toda esta situación, podemos entender que no es nada sencillo lo que tenemos de frente. Sabemos que Dios es más que poderoso para aplastar a Satanás cuando así lo desee, pero Él ha establecido algunas cosas que se tendrán que cumplir. Si queremos disfrutar de “Salvación Terrenal”, tenemos que ponernos las vestiduras que nos sugiere Efesios 6:13-17. Otro ejemplo de los poderes satánicos es narrado en:
San Judas Apóstol 9: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.”
Satanás no descansa en su obra maléfica en contra de la humanidad. Cuando el Espíritu de Dios llevó a Jesucristo al lugar de la tentación, Satanás se atrevió a tratar de tentarle (San Mateo 4:6). Satanás pensó que si había logrado tentar a Adán (a través de Eva), el cual había sido creado por Dios, le sería más fácil con Jesucristo que era hijo de mujer. La porción de la palabra que Satanás le presentó a Jesucristo, se encuentra en:
Salmo 91:11-12: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.”
San Juan 12:31: “Ahora es el juicio de este mundo, ahora el príncipe de este mundo será echado fuera”.
Judas Iscariote, que era uno de los doce apóstoles que estaban personalmente con Jesucristo, se dejó tentar y cayó en la trampa satánica.
Pedro, conversando con Jesucristo muy amorosamente y sin saberlo, estaba siendo usado por Satanás.
San Mateo 16:23: “Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”
Espero que estas escrituras hayan servido para demostrar que cuando nos descuidamos, Satanás tiene poder en nosotros. Si nos mantenemos en la voluntad de Dios, “sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”. 1 Juan 5:19. Este escrito no tiene el propósito de engrandecer a Satanás, pero sí señalar que la Palabra nos advierte estar firmes en las cosas de nuestro Dios, Jehová de los Ejércitos. De Dios es todo el poder, en su momento Satanás no tendrá más poder. Que Dios nos ilumine y nos ayude a continuar firmes y adelante. Amén.
Pastor Álvaro Rolón