El Señor Es Nuetra Fortaleza
Desde el comienzo en Génesis cuando Dios crea al hombre, podríamos decir que se inicia la guerra espiritual. Satanás comienza a planificar cómo robar la posición del hombre, engañándole. En Génesis 3:6 el diablo logra su cometido; consigue que el hombre desobedezca a Dios. En Génesis 3:15 empieza la verdadera guerra espiritual establecida por Jehová Dios. En este versículo se entiende claramente que al final, el hombre triunfará. Ese triunfo será logrado por nuestro Señor Jesucristo al morir en la cruz del Calvario y resucitar al tercer día.
Génesis 3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”
En estos precisos momentos, tengo en mis manos una revista cristiana, en la cual un ministro dice que la guerra espiritual terminó cuando Jesucristo murió en la cruz y luego resucitó. Entonces me dí a la tarea de buscar en la Biblia sobre la realidad de este asunto. De aquí nace la inquietud de preparar este estudio bíblico.
Lo primero que viene a mi mente es el libro de Efesios 6:10 titulado: “El Combate de los Creyentes Llenos del Espíritu” (Scofield). Desde este primer versículo, el apóstol Pablo comienza orientándonos sobre la manera de prepararnos para la guerra espiritual:
Efesios 6:11: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”.
Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Entiendo que debemos meditar sobre este último versículo, porque generalmente cuando nos ocurre una situación negativa con alguna(as) persona (as), nos ponemos en contra de ellas buscando venganza. Si aplicamos esta palabra a lo que nos está ocurriendo, podremos entender que en realidad no son las personas, sino los agentes del diablo que utilizan a esas personas.
Efesios 6:13: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.”
Sólo podremos vencer o triunfar, si estamos verdaderamente preparados espiritualmente. Aunque ya Satanás fue vencido en la cruz del Calvario, cuando nosotros estamos espiritualmente bien preparados, para nosotros está vencido también, por el poder de Cristo; de lo contrario, no le podremos vencer y sufriremos las consecuencias de nuestro descuido.
Efesios 6:14-15: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.”
1 Pedro 5:8: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.”
Aquí San Pedro nos advierte, que no podemos darnos el lujo de descuidarnos espiritualmente. Nos recomienda que siempre nos mantegamos sobrios con relación a las influencias de alcohol y drogas, etc., y sobrios emocionalmente. A través de sus demonios, Satanás está constantemente pendiente a nuestra condición, ya sea física, mental, emocional, económica, espiritual, etc., para devorarnos.
San Marcos 16:17 expresa: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas.”
Si todo cristiano conociera el poder que nos ha dado nuestro Señor en su nombre, viviríamos mejor, comenzando a disfrutar del Reino de los Cielos. Si estamos bien preparados espiritualmente, no temeríamos a Satanás, ni a sus demonios. Comprenderíamos que tenemos mayor poder que los demonios. Si les damos una orden a los demonios para que se aparten de nosotros o de alguien más, en el nombre de Jesucristo, tendrán que obedecernos. A través de lenguas angelicales, nuestro espíritu se comunicará con el Espíritu Santo, lo cual quizás no lo comprendemos, pero será de gran bendición para nuestras vidas.
San Mateo 18:18 declara: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.”
Entiendo que todo este tipo de expresiones son un tanto difíciles de comprender, cuando no estamos relacionados con estos temas espirituales. Los poderes que se nos brindan en esta porción bíblica, son muy superiores a cualquier poder que posea ser humano alguno. Este poder de parte de Dios, nos permite inutilizar, neutralizar o cancelar cualquier ataque demoníaco que venga contra nosotros.
San Lucas 10:19, aquí el Señor continúa aumentando los poderes con los cuales nos ha fortalecido: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.”
San Mateo 10:8 ordena: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.”
Con todo el poder con que el Señor nos ha fortalecido, no tenemos excusas para decir que no nos atrevemos a cumpllir con sus órdenes. Estamos preparados para cualquier combate espiritual. El Señor jamás nos enviará a realizar alguna obra para la cual no nos haya preparado. Si podemos entender la forma en que nos ha investido el Señor, podremos realizar cualquier ministerio que nos sea asignado.
San Marcos 3:14-15 nos narra la ordenación de los doce apóstoles: “Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios.”
La siguiente cita bíblica, nos aclara la situación que estamos viviendo hoy en nuestras iglesias cristianas. Quién no ha comentado algo en contra de tanta locura en el pueblo de Dios. Son escándalos tras escándalos vergonzosos que ocurren a diario, donde se supone que sea un lugar de santidad.
1 Timoteo 4:1 nos revela: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.”
A través de la Palabra podemos aprender a responder a los ataques del enemigo. Por esta razón es que debemos conocer muy bien las escrituras, para saber qué decir o hacer en su momento.
San Mateo 4:10 nos narra: “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.”
En el libro de Filipenses, Pablo nos narra con relación a su victoria sobre el afán. Nos dice que él puede vivir en cualquier situación, positiva o negativa, y sentir contentamiento.
Filipenses 4:13. Pablo afirma: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
En Colosenses 1:3-8, Pablo pide por la bendición de los Colosenses por su fe en Cristo Jesús, y por el amor que tienen a todos los santos. Después, en los versículos 1:9-14, presenta siete peticiones en su oración.
Colosenses 1:9-14 dice: “Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”
El apóstol Pablo le escribe a Timoteo, expresando al Señor las gracias por haberle acogido cuando él estaba perdido en delitos y pecados. Él da gracias especialmente a Cristo Jesús porque le fortalecía.
1 Timoteo 1:12-13, Pablo confiesa: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,
habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.”
Pedro hace petición al Dios de toda gracia, para que nos fortalezca.
1 Pedro 5:10 dice: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”
La parábola del sembrador, nos presenta diferentes situaciones que ocurren en los ministerios. La responsabilidad nuestra es sembrar la semilla y otro será quien la riegue. El que da el crecimiento es Dios. Nosotros tenemos que cumplir con nuestra parte, pero eso no nos hace más importantes que nadie. Aquí el importante es Dios.
San Marcos 4:15: “Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones.”
Ahora les presento dos casos donde las personas, aún estando con el Señor, Satanás logró influenciarlos. Uno de ellos se recuperó espiritualmente y el otro pereció.
San Mateo 16:23: “Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”
Hay cristianos que piensan que por estar en los caminos del Señor, Satanás no puede atacarlos. En el libro de San Mateo, capítulo 4, Satanás trata de tentar a Jesucristo. San Pedro y Judas, aún estando con el Señor, son tentados por Satanás. Las tentaciones llegarán a nuestras vidas, pero debemos estar preparados espiritualmente, para resistir y no caer. Siempre debemos estar en comunión con el Señor, cuidándonos de todo lo que ocurre a nuestro alrededor.
San Lucas 22:3: “Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce.”
En el Nuevo Testamento, San Lucas nos presenta un caso como el de Job en el Antiguo Testamento. En el siguiente caso, Satanás tiene permiso para zarandear a Pedro. Observe que Jesucristo no le pide a Jehová que lo libre de esta mala experiencia. Jesús pide a Dios que lo fortalezca para que pueda triunfar, y así sucede. Este caso nos puede servir de ejemplo, para cuando estemos atravesando por situaciones parecidas.
En muchas predicaciones, he escuchado a ministros decir que el Señor nos proteje, y no permite que tengamos que sufrir experiencias negativas. Lo que yo entiendo es que Él nos fortalece para poder triunfar.
San Lucas 22:31-32: “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.”
El Señor nos ofrece todas las oportunidades necesarias para recibir nuestra salvación eterna. Simultáneamente, junto a la salvación, recibiremos perdón de pecados pasados, presentes y futuros. Tendremos herencia entre los santificados.
Hechos 26:18: “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.”
El siguiente versículo es de gran importancia con relación a la salvación eterna. Hay cierta discrepancia entre algunos cristianos. Unos alegan que la salvación eterna se puede perder y otros dicen que no. En este caso, la persona mencionada aquí, ha cometido un terrible pecado. Pablo determina que debe ser echado fuera de la iglesia y entregado a Satanás; pero muy claramente dice, que es con el propósito de que pague aquí, en este mundo, las consecuencias de su pecado. En ningún lugar menciona que irá para el infierno. Lo que dice es que su espíritu será salvo en el día del Señor Jesús. Esto significa, “Salvo, siempre salvo”, si no renuncias o rechazas la salvación.
1 Corintios 5:5: “el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.”
Hermanos y amigos, en todos los casos anteriores, podemos entender que, “El Señor es nuestra fortaleza”. El Señor nos ofrece salvación y vida eterna, perdón de pecados y todo lo más importante, para nuestra vida espiritual. Nosotros debemos ser obedientes a la Palabra de Dios siempre, si queremos disfrutar de todas las bendiciones del Señor. Disfrutar de todas las bendiciones del Señor no significa que no vendrán pruebas y tentaciones a nuestras vidas. Las tentaciones nunca vendrán de Dios, porque el propósito de ellas es tratar de hacernos caer en en desobediencia.
En resumen, podríamos decir que nuestras vidas dependen de nuestro Señor Jesucristo, y ahora del Espíritu Santo que mora en nosotros. Nuestra petición diaria al Señor, debe ser el fortalecimiento espiritual. Si estamos fuertes espiritualmente, podremos vencer cualquier reto que se nos presente en la vida.
Hermanos, cuidémonos de las asechanzas del enemigo, viviendo una vida santa.
¡Que Dios los bendiga a todos!
Por: Pastor Álvaro Rolón