Juzgar o No Juzgar
Entiendo que a través de los años, en la gran mayoría de las iglesias, por no decir en todas, los pastores interpretan la Palabra como mejor les conviene. Este es el caso de juzgar.
Se enseña que: “no juzguéis para que no seáis juzgados”. San Mateo 7:12.
Esto lo dicen y lo dejan ahí, para que no te atrevas a decir nada, sin importar lo que veas. Te enseñan a callar la boca, para que si ves al pastor en algo indebido, no digas nada. Estos pastores se curan en salud, o como se dice en Cuba, “se ponen el parche antes de que les salga el grano”. Te dicen, “no se juzga, ¡y menos al siervo de Jehová, porque a ese sólo lo juzga Dios!” Te repiten que el juicio es de Dios, pero no te dicen de qué juicio hablan. El juicio del Señor es sobre salvación eterna, es decir, que Él es el que sabe quién se salva y quién no; nosotros no podemos juzgar eso. Cuando la Palabra te dice que no juzguéis, lo que te está diciendo es, que no lo hagas injustamente, calumniando a otra persona. La Palabra sí te autoriza a juzgar, siempre y cuando tú no estés peor que la persona que estás juzgando.
Romanos 2:1 dice: “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo”. Esta persona que está juzgando, no debe hacerlo porque él está haciendo lo mismo que está juzgando.
En el libro de 1 Corintios 5:1, se ha notificado a Pablo de una situación de fornicación en la iglesia. Un miembro de la congregación estaba viviendo con una de las esposas de su padre. Cuando Pablo se enteró, se comunicó con la congregación y les reprende por no haberle juzgado.
En 1 Corintios 5:3, Pablo dice: “Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho”.
Pablo continúa en 1 Corintios 5:5: “el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.” Aquí podemos ver que sí hay que juzgar, siempre y cuando uno esté limpio. La Palabra nos dice en San Mateo 7:3: “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”
San Mateo 7:5 expresa: “¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
En esta cita bíblica, en realidad no se está diciendo que no se juzgue. Aquí se requiere que la persona que va a juzgar este limpia; o sea, que no esté igual o peor que la persona que está juzgando: “Saca primero la viga de tu propio ojo” significa que, cuando estemos limpios, entonces estaremos preparados para juzgar.
Termino este estudio con San Juan 7:24: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.” Resumiendo, cuando la Palabra nos dice que no juzguéis, se refiere a que para hacerlo debemos estar irreprensibles. No podemos estar en el mismo pecado que estamos juzgando, ni en otro peor. No debemos juzgar por las apariencias, tenemos que estar bien claros y con evidencias de lo que estamos juzgando. Amén.
Por: Pastor Álvaro Rolón