La Codicia
¡Que Dios nos libre de caer en tentaciones!
El decálogo, o sea, los diez mandamientos, prohíbe el robo, el deseo de los bienes ajenos y codiciar a la mujer ajena.
Éxodo 20:17: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.”
No saber renunciar, por obediencia a Dios, a los que en sí mismos podrían ser deseos naturales y legítimos, y el deseo de satisfacción sexual fuera del matrimonio, es pecado.
Números 11:4: “Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!”
Génesis 39:7: “Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.”
El justo debe dominarse en la esfera sexual.
2 Samuel 11:2: “Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.”
Job 31:1: “Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?”
En el Antiguo Testamento la codicia, como un anhelo de todo el ser, es una ofensa contra Dios, quien pide al hombre obediencia y amar con todo el corazón. A veces denota anhelos buenos como la esperanza escatológica.
Isaías 58:2: “Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios.”
Amos 5:18: “¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz;”
En el Nuevo Testamento, codicia o “deseo”, aparece más en las epístolas que en los evangelios. Se emplea para designar el deseo natural que el hambre provoca.
San Lucas 15:16: “Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.”
San Lucas 16:21: “y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.”
Algunos ejemplos de codicia como anhelo, los encontramos en las siguientes citas:
San Lucas 22:15: “Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!”
1 Tesalonicenses 2:17: “Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro;”
Apocalipsis 9:6: “Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.”
El deseo por los misterios divinos o de todo lo bueno, es otro tipo de codicia.
San Mateo 13:17: “Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.”
San Lucas 17:22: “Y dijo a sus discípulos: Tiempo vendrá cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis.”
Romanos 10:2: “Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.”
1 Pedro 1:12: “elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.”
Filipenses 1:23: “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;”
1 Timoteo 3:1: “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.”
Hebreos 6:11: “Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza,”
Sin embargo la mayoría de las veces, la codicia denota un deseo malo, sea por el objeto que desea:
San Mateo 5:28: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”
San Marcos 4:19: “pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.”
1 Corintios 10:6: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.”
Por la dirección del mismo:
Gálatas 5:17: “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”
Por el vehículo que se sirve:
San Juan 8:44: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.”
Romanos 6:12: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;”
1 Juan 2:17: “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”
O, por la forma que reviste:
1 Pedro 2:11: “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,”
Colosenses 3:5: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;”
1 Corintios 10:6 emplea “codicia” en el sentido de deseo pecaminoso.
Romanos 13:9: “Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
Gálatas 5:24: “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.”
La codicia es una manifestación del pecado que hay en el hombre y que lo domina. Para Pablo, este deseo es consecuencia de la prohibición del pecado.
Romanos 7:7: “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.”
El Nuevo Testamento predica arrepentimiento, el cual conduce a la resolución de negarse a sí mismo.
San Mateo 16:24: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”
Romanos 6:11: “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.”
Inclusive, después de haber recibido el Espíritu, la codicia sigue siendo un peligro, y hay que combatirla.
Gálatas 5:17: “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”
Roguemos al Señor que nos fortalezca para no caer en codicia.
Pastor Álvaro Rolón