La Condición De Hombre y Mujer En El Matrimonio
¡Que el Señor fortalezca los matrimonios!
En el caso de la parte referente a toda la raza humana, encontramos en:
Génesis 3:16ª: “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”.
Cuando una mujer acepta a Jesucristo, en ella se cumplen las grandes nuevas de salvación que nuestro Señor Jesucristo ofrece. El dolor de dar a luz de una mujer cristiana más que condenación es una bendición. La mujer cristiana reconoce el acto de dar a luz como una de las mayores bendiciones de parte de Dios. Por tanto, puedo resumir que ya ese dolor en la cristiana, es un dolor santo y deseado, aunque un poco traumático. Su confianza y fe están puestos en el Señor y ahora comprende que es necesario que todo acontezca como ha sido dispuesto por la voluntad del Señor, y como consecuencia del pecado en el Edén.
Génesis 3:16b: “Y tu deseo será para tu marido y él se enseñoreará de ti”.
Esta cita se refiere a la condición o relación entre el hombre y la mujer. En varias escrituras encontramos que nuestro Señor Jesucristo vino a traernos libertad, tanto a hombres como a mujeres. Cuando Jesús pronuncia sus promesas y bendiciones, son para ambos sexos. Jesucristo mantiene, pero aclara cierto orden establecido para el matrimonio, que a veces mal interpretamos. En los evangelios principalmente, encontramos escrituras que antes de Jesucristo eran interpretadas de cierta forma, pero que nuestro Señor las reestructura y las aclara. Por ejemplo en San Mateo 19:3-10, los fariseos se acercaron a Jesús para tentarle con sus preguntas:
San Mateo 19:3b: “¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?”
Aquí vemos establecida la diferencia entre la potestad del hombre y la mujer en cuanto al matrimonio. No dice que la mujer tenga el mismo derecho. Jesucristo les señala la escritura desde la creación, dejándoles ver que esa no era la voluntad de Dios. Jesús les señala que Moisés permitió que esto sucediera así:
San Mateo 19:8: “Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así”.
Jesús aquí señala que al principio de la creación no fue así, es decir, mientras el hombre vivía en estado de inocencia. Cuando el hombre cae en el jardín del Edén y por consecuencia entra el pecado, todo cambió. No por voluntad de Dios, sino debido a la maldad que penetró la raza humana.
San Mateo 19:5″ “Y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”.
Esta fue y es la voluntad de Dios desde el principio. Si hombre y mujer se complementan de tal manera que ya no sean dos sino uno, entonces no debe existir superioridad en ninguno de los dos sobre el otro.
Entiendo que hay un orden establecido por Dios en el Antiguo Testamento y sostenido por nuestro Señor Jesucristo con un propósito sabio, no como ventaja para uno y desventaja para el otro en el matrimonio, sino como un orden divino.
1 Corintios 11:3: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”.
1 Corintios 11:8-9: “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón”.
Si utilizamos estas dos porciones bíblicas anteriores como base para una predicación, se podría llegar a concluir que el hombre es superior a la mujer. Luego de que Pablo hace estas declaraciones, inmediatamente expresa el resumen de las tales, en Cristo Jesús Señor nuestro.
1 Corintios 11:11-12: “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios”.
Gálatas 3:25-28: “Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.
Podría señalar otras escrituras que declaran nulas o desechas, algunas creencias en la superioridad del hombre sobre la mujer, pero me detendré aquí. En el futuro espero publicar un libro que ya he comenzado titulado, “Relaciones de Parejas”. En este libro abundaré sobre lo expuesto en esta sesión, además de otros temas.
Para resumir, puedo decir que para mi entendimiento, cuando la Palabra se refiere o señala al hombre como cabeza del hogar, significa que tiene mayor responsabilidad, por ejemplo, como proveedor, guardián, etc., de su familia. Este hecho no le convierte en un dictador de todas las decisiones ni de toda actividad que haya que realizarse en el hogar. Por el contrario, esto lo coloca en una posición más delicada, por cuanto es mayor su responsabilidad cuando tenga que dar cuentas al Señor sobre su hogar.
¡Que el Señor bendiga nuestros hogares!
Pastor Álvaro Rolón