Las Tesis De Martín Lutero

Las Tesis De Martín Lutero

Las Tesis De Martín Lutero

¡Señor, sed con nosotros!

Desde el año 1507 comenzaron las ventas de indulgencias para levantar fondos para la construcción de la nueva basílica de San Pedro. En 1514 se renovó esta venta. Había ciertas personas autorizadas para predicar sobre el costo y el poder de las indulgencias. Muchas de las personas que poseían este permiso, se aprovechaban de esto para su propio beneficio. A través de la compra de indulgencias, estas personas prometían la salvación eterna y si el alma estaba en el purgatorio, su inmediata liberación. Al comprar las indulgencias, cualquier pecado quedaría perdonado, sin importar su magnitud. En 1517, Martín Lutero envió una carta al arzobispo de Magdeburgo, explicándole la corrupción y abusos de los predicadores de las indulgencias, y adjuntó las 95 tesis.

Lutero clava las 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg y se anuncia la discusión de las mismas. Estas tesis fueron minuciosamente analizadas. Lutero señaló detalladamente los diferentes puntos negativos que tanto él y gran parte del resto del clero y los laicos, habían identificado con relación a la venta de indulgencias. Infundir temor en el ser humano es una de las formas más fáciles para manipularles. Estos mercaderes prometían sacar las almas del purgatorio y darles salvación eterna a través de la compra-venta de indulgencia.

Tesis 32: “Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias”.

Para mí, esta tesis está basada en el hecho de que quien confíe en la efectividad de estas indulgencias, está desestimando a nuestro Señor Jesucristo como el único camino al Padre. Creo que la tesis 36 arroja más luz sobre la ineficacia de estas indulgencias, y sobre el poder de la gracia de Dios.

Tesis 36: “Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido, tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aún sin carta de indulgencia”.

Tesis 41: “Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad”.

Deseo hacer un comentario sobre lo expuesto aquí hasta este momento. Comienzo comparando la venta de indulgencias con la imposición del diezmo, ya sea en forma directa o indirecta. Generalmente, lo anterior se hace indirectamente, sembrando ideas o conceptos en la mente de las personas de una manera implícita. Se habla de cumplir con “el pacto”, dejando entender indirectamente las malas consecuencias de no cumplir. Se habla de fidelidad, de tal manera que la persona es guiada a entender que si no diezma y ofrenda “generosamente”, no le está siendo fiel al Señor.

No se les dice directamente cuál será la consecuencia de su infidelidad, pero se le insinúa en forma tal, que la persona lo captará como si se le hubiese dicho de la forma más clara o literalmente. Si entregas las primicias, se asegura el resto de “la cosecha”. En esta época, algunos ministros señalan las primicias como: el primer cheque completo que cobras en el año. También se exige la primera ganancia de un negocio. Si no cumples con esto, pones en peligro el resto de “la cosecha”. También te dicen que cuando ofrendas, diezmas, entregas primicias, etc., estás bendiciendo a tu futura generación. Lo contrario a todo lo anterior es muy fácil de deducirlo, es decir, si no cumples con lo que ellos demandan, no bendices a tu futura generación y quizás alguno puede agregar que les estás maldiciendo.

Hoy día pagan las indulgencias a través de diezmos y algunas ofrendas involuntarias (digo involuntarias porque son motivadas por manipulación), de la misma manera que en aquella época la gente compraba indulgencias. Es muy fácil manipular al ser humano, utilizando argumentos espirituales y religiosos, sin importar su capacidad intelectual, nivel de escolaridad, profesión, posición social o económica, etc. Muchas personas dirán que podrán manipular a otros, pero no a ellos. La triste realidad es que muy pocos logran desatarse o escapar de esos lazos. Los que se exponen a las enseñanzas, predicaciones, testimonios y todo tipo de maquinaciones de estos ministros expertos manipuladores, “en el nombre del Señor”, los cuales no tienen temor de Dios, tarde o temprano serán presa fácil. Estos ministros inescrupulosos son modernos vendedores de indulgencias, camuflados tras bastidores.

En algunas de estas 95 tesis de Lutero, queda claramente establecido que es de mayor valor e importancia ayudar al pobre y al que está necesitado, que la construcción de templos y muchas otras actividades que se realizan en las iglesias, usando el nombre del Señor como excusa.

Tesis 42: “Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia”.

La intención original de Lutero no fue dividir la iglesia. En estas tesis vemos la forma respetuosa y reverente de dirigirse al Papa y a sus otros superiores. Si aplicamos esta tesis a nuestra situación actual, podríamos decir que la acción de pagar diezmos y ofrendar a la iglesia no es una obra de misericordia, si este dinero no es utilizado para ayudar a los pobres como se hacía en la iglesia primitiva. Lutero considera como verdadera prioridad de la iglesia, las obras de misericordia tales como ayudar al pobre y al necesitado, etc., y no la construcción de suntuosos templos.

Estas indulgencias tenían como propósito principal la construcción de la nueva basílica de San Pedro. Este caso es semejante a lo que ocurre hoy día con ministros que continuamente acosan al pueblo de Dios, demandando de ellos diezmos, ofrendas y ofrendas especiales para diferentes proyectos, tales como construcción o ampliación de templos, etc. En ocasiones, antes de terminar un proyecto, estos ministros ya tienen otro en mente o en planos. Cuando ven que el otro ministro hizo un templo mayor y compró mucho terreno, ya comienzan a decirle a la congregación, que “Dios les reveló” sobre otro proyecto. Si el ministro de la competencia tiene tantos ministerios en su congregación, entonces comienzan a inventar todo lo que pueden. Algunos de estos “ministerios” o inventos humanos son utilizados para entretener y mantener ocupados a los miembros para que sigan pagando diezmos y ofrendas.

Tesis 43: “Hay que instruir a los cristianos que, aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias”.

El mensaje de esta tesis no necesita de mucha explicación. Debe servir para aclarar la mente de aquellos ministros que ponen sus actividades, construcción, viajes al exterior y su bienestar económico por encima de socorrer y ayudar al pobre.

Hebreos 3:8 (Salmo 95:7b – 8ª):“Si oyereis hoy su voz; no endurez-cáis vuestros corazones”.

Hermano ministro, recibe esta palabra, abre tu corazón con mansedumbre, ponte en las manos del Señor. Apártate de orgullo, vanidad, vanagloria, etc., cambia tus motivaciones de agradarte a ti, a agradar al Señor.

Tesis 45: “Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios”.

Son algunas más las tesis que señalan el error que cometían los cristianos al querer cumplir con indulgencias en lugar de ayudar y socorrer al indigente y necesitado. Creo que lo que se ha dicho hasta aquí, debe bastar para tener claro cuál debe ser nuestra verdadera prioridad en cuanto a nuestro deber como cristianos.

Tesis 46: “Debe enseñarse a los cristianos que si no son colmados de bienes superfluos, “están obligados a retener lo necesario para su casa” y de ningún modo derrocharlo en indulgencias”.

Cada vez que vuelvo a leer estas 95 tesis de Lutero, me siento más firme en la creencia de que la situación que reinaba en el tiempo de Lutero, es semejante a la que tenemos hoy. Algunos ministros predican y predican como los religiosos de aquella época, con el principal propósito de recaudar fondos monetarios. Acusan a los cristianos que ya sea que no pueden, o que no sienten diezmar y ofrendar grandes cantidades, de no tener fe, de mezquinos, desobedientes, ingratos, irresponsables, etc. Se les exige a los cristianos que tengan fe, lo cual en realidad es lo que esos ministros necesitan. En la tesis 46, Lutero deja establecido que si la persona no posee grandes riquezas, es decir, bienes superfluos, deben retener lo que tienen para las necesidades de su casa y no derrocharlo o malgastarlo en indulgencias. Esto es igual al que no gana, ni tiene suficiente para cumplir con las necesidades de su hogar y es manipulado para dar lo poco que tiene en diezmos y ofrendas para iglesias.

Tesis 47: “Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada “a la propia voluntad y no constituye obligación”.”

Como ocurre hoy con la exigencia de diezmos y ofrendas, aquellos religiosos hacían pensar a los cristianos de aquella época, que les era necesario comprar indulgencias. Esto lo hacían al igual que se hace hoy día apelando indirectamente a lo espiritual y a la conciencia humana. Aquí Lutero alude a la voluntad de quien deseaba o no comprar indulgencias. En realidad, esa llamada “voluntad”, hay que ponerla entre comillas, porque al manipular a una persona emocionalmente se le controla la voluntad.

Tesis 50: “Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las acciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas”.

Lutero nos da a entender que para él, el papa no sabía de los abusos y manipulaciones de los predicadores de indulgencias. Nos dice que si el papa estuviese consciente de lo que se estaba haciendo, preferiría no hacer ninguna basílica a costillas del pueblo. En aquel tiempo había una ventaja que no tenemos los protestantes. Aquellos abusadores tenían una persona que les podía detener, pero la mayoría de nosotros los evangélicos o protestantes no tenemos ese gobierno central humano. Cada ministro independiente o cada concilio formula sus propias reglas, sean justas o injustas. Pido al Señor que sea Él quien se revele a ministros que estén abusando y lastimando al pueblo cristiano para satisfacer su ego.

“Oféndese a la Palabra de Dios, cuando un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella”. Tesis 54

Transportando esta tesis a nuestros días, sólo es necesario cambiar la palabra “indulgencias” por “diezmos” y ciertas “ofrendas” abusivas, que no proceden voluntariamente de un dador alegre. Si resumimos muchas de las predicaciones, podremos encontrar que la idea central y todo lo dicho gira alrededor de diezmos y ofrendas. Hermano ministro arrepiéntete, tú que sabes que esto es lo que estás haciendo; vuelve a la senda antigua, pide al Señor que ponga o que aumente tu amor por las almas. No eches fuera las almas que el Señor te da, exprimiéndoles, presionándoles económicamente. Un día el Señor nos pedirá cuentas; recuerda la parábola del “padre de familia que demanda el fruto de su viña” (San Mateo 21:33-41, San Marcos 12:1-9, San Lucas 20:9-19, Isaías 5:1-7).

Tesis 65: “Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes”.

Tesis 66: “Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora pescan las riquezas de los hombres”.

He comentado sólo algunas de las 95 tesis, pero en realidad mi deseo es ir una por una, porque cada una de ellas señala una situación negativa que también está presente hoy día. Escucho a muchos ministros predicar y enseñar sobre los defectos de la iglesia en aquella época, de la forma cómo se unió al imperio romano y todas las barbaridades y abusos que cometieron. Estoy de acuerdo con esa realidad, pero también veo que esos mismos ministros continúan ejerciendo las prácticas que surgieron en aquel tiempo y de aquella unión. Me estoy refiriendo a que fue el imperio romano, quien para complacer a ministros materialistas ambiciosos en el año 585 D.C., resucitó las exigencias de diezmos.

La información completa de este suceso se encuentra en otra sección de este libro. Es una locura, una presunción pensar que Jehová Dios no le reveló a Jesucristo, ni a los apóstoles, ni a los discípulos, ni a toda la iglesia primitiva, lo que algunos ministros hoy quieren reclamar como una revelación. Hermanos, no se dejen engañar; fue en el año 585 de la era cristiana, que el imperio romano volvió a imponer los diezmos que pertenecían a la ley. Es muy fácil para ministros manipuladores, apelar a lo espiritual y a lo emocional para convencer a la iglesia a practicar lo que nuestro Señor Jesucristo cumplió por nosotros en la cruz del Calvario.

Me imagino la persecución que tendría que sufrir Lutero por su obediencia a la voz de Dios. Sé que tendré persecuciones también, pero por obedecer al Señor estoy dispuesto a todo. Sé que el Señor me fortalecerá y me guiará a liberar a tantos oprimidos por los manipuladores. Recomiendo y aconsejo a leer todas las 95 tesis de Lutero, porque pueden arrojar mucha luz sobre los problemas o retos presentes. Amén.

¡Padre santo, cuídanos!

Pastor Álvaro Rolón

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