Los Diezmos Antes de la Ley de Moisés – Diezmos y Ofrendas

Diezmos y Ofrendas
Tema: “Los Diezmos Antes de la Ley de Moisés”

Hermanos, que el Señor bendiga a todos. En Génesis 4:3-5 la palabra nos dice:

“Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante”.

En esta porción de la palabra, debemos observar que, aquí no se está hablando de diezmos, sino de ofrendas. Aquí queda claramente establecido que lo mejor debe ser para el Señor. El Señor se agrada de nuestras ofrendas cuando estas son ofrecidas desde lo profundo de nuestro corazón. La ofrenda debe ser voluntaria y no actuar como Caín, que quiso cumplir y aparentar que él estaba ofrendando lo mejor. Quizás si Caín no hubiese ofrendado nada, el Señor hubiese tratado diferente con él, pero la hipocresía, el querer cumplir por cumplir, no es agradable a Dios. Algo similar ocurre cuando Ananías y Safira mienten, tratando de aparentar ser como otros que eran sinceros de corazón. A Ananías y Safira se les dijo que pudieron haberse quedado con todo si querían, porque todo era de ellos. El pecado de ellos fue la mentira al Espíritu Santo. Creo que también el pecado de Caín fue tratar de hacer creer al Señor que estaba ofrendando de corazón, lo que también fue una mentira como en el caso de Ananías y Safira.

En el libro de Génesis 14:1-15 encontramos que Abram salió a la guerra a liberar a Lot, su sobrino, que lo habían tomado prisionero con todas sus pertenencias. Luego en Génesis 14:16-17, Abram vence al enemigo, recobra a Lot y todos sus bienes. Cuando Abram regresa de la batalla nos narra Génesis 14:18-20 que:

“Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo”.

El Diccionario Ilustrado de la Biblia Wilton M. Nelson. Editor, Editorial Caribe, 1974. Pág. 167, dice: “La práctica de dar los diezmos es muy antigua, y se le conoció aún entre los pueblos no hebreos”. Por lo expresado en el diccionario bíblico, entiendo que era costumbre dar diezmos en ocasiones especiales, como en el caso del triunfo de Abram. Esta es la primera vez que se habla de diezmos en la biblia. Debemos tener claro que Abram no diezmó sus propiedades, sino del botín de guerra solamente. Anterior a este caso, la biblia no señala ningún otro ejemplo de diezmar, y luego del caso de Abram, tampoco se dice nada más sobre este asunto hasta la propuesta que Jacob hace a Jehová en Génesis 28:11-22, y luego en la ley de Moisés.

Es importante notar que en Génesis 14:18-20 la palabra dice que Melquisedec bendijo a Abram y después fue que Abram le entregó el diezmo. Lo que significa que Abram no le dio el diezmo para ser bendecido. Es muy curioso que luego, en Hebreos 7:6 dice que Melquisedec tomó los diezmos que Abram le dio y luego le bendijo.

Según mi criterio, todo el contenido de la palabra de Dios tiene un propósito, un motivo, o una razón de ser. Creo que invertir las acciones de bendecir y dar diezmos, a dar diezmos y bendecir, tiene un significado especial. Creo que este cambio entre estas dos acciones nos quiere dejar claramente establecido que aquí no estaba la idea de dar para recibir, ni tampoco de recibir para luego dar. Para aclarar, quiero decir que Melquisedec no bendijo a Abram porque le dio diezmos, ni Abram dio diezmos para ser bendecido. Ambos fueron actos voluntarios, gratuitos y desinteresados.

En Génesis 28:11-22 encontramos que Jacob es enviado por su padre Isaac a tomar mujer en Aram a casa de Betuel, que era el padre de Rebeca, madre de Jacob. Es decir, que Betuel era el abuelo de Jacob. En el camino, yendo a casa de Labán su tío, Jacob sintió sueño. Se recostó a dormir y soñó. Jacob vio una escalera, ángeles bajaban, subían y Dios estaba arriba. Génesis 28:20-22 nos narra que:

“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”.

Aquí vemos que Jacob hace como una especie de trato con Jehová. Jacob comienza su voto con la palabra, “Si…”, o sea que aquí se comienza estableciendo una condición para dar el diezmo. Jacob no dice te daré el diezmo y te ruego que me bendigas. La condición de Jacob es recibir primero para luego dar. Después al pasar el tiempo, cuando surge la ley, la parte referente al diezmo ya no es un voto hecho, ni una condición establecida; es simplemente una ley que hay que cumplir.

En Éxodo 19:8, la palabra nos dice:

“Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo”.

En este versículo se encuentra la aceptación de la ley de parte del pueblo de Israel. Dicha ley contenida en el Pacto Mosaico consistiría de los mandamientos, los juicios y las ordenanzas. La ley no le fue impuesta al pueblo de Israel, le fue ofrecida y en Éxodo 19:8, el pueblo voluntariamente la aceptó. Una vez que el pueblo la acepta, tendría que cumplirla totalmente, cosa que les sería imposible. Al aceptarla, quedaron sometidos a ella. Una parte de esta ley sería el pagar los diezmos. Como parte de la ley, esto era necesario y requerido hacerlo.

Levítico 27:30-32 expresa que el diezmo sería para Jehová, pero luego en Números 18:21-24, Jehová los da a los hijos de Leví. Por esta razón, los hijos de Leví no tendrían herencia alguna. Números 18:1-20 dice que las ofrendas serían para Aarón y sus hijos. Números 18:21-24 también nos dice que los diezmos serán para los hijos de Leví.

En Hebreos 7:1-5 Pablo vuelve a enfatizar que los diezmos son para los que son sacerdotes de los hijos de Leví, según la ley, de sus hermanos los israelitas.
Hebreos 7:5 nos revela:

“Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham”.

Este versículo aclara una serie de interrogantes a los ministros que aún tienen dudas sobre este asunto de diezmar en la dispensación de La Gracia. Me dirijo a los que puedan tener dudas, porque hay otros que no tienen duda alguna, sino que quieren seguir aprovechándose a sabiendas. ¿Quiénes tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley? Los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio. ¿De cuál pueblo los hijos de Leví tienen mandamiento de tomar los diezmos? Del pueblo que vive, según la ley, es decir, de sus hermanos.

Entiendo que la presencia de este versículo bíblico en medio de los versículos que hablan del caso de la relación entre Melquisedec y Abraham, tiene un significado muy importante. Parece como si este versículo hubiese sido colocado en este lugar estratégico para enfatizar que el acto de diezmar pertenece a la ley y no a La Gracia. Recomiendo a ministros del evangelio de nuestro Señor Jesucristo, que piensen bien sobre las consecuencias que pueden surgir al estar estableciendo relaciones entre personajes bíblicos y situaciones para formular y reforzar sus doctrinas.

Algunos ministros más astutos que otros, se han percatado de que las diferencias existentes entre las dispensaciones de “la ley” y “la gracia”, pueden ser visualizadas claramente por la iglesia, gracias a la organización de la Palabra en las dispensaciones. Como defensa o argumento para continuar exigiendo diezmos, estos ministros han recurrido a otro tipo de razonamiento más sofisticado. En su empeño de continuar impulsando el pago de diezmos, han formulado algo así como un tipo de teorema geométrico.

Ahora están tratando de que la congregación acepte, aunque no entienda nada, y visualice el diezmo como un concepto o desde un punto de vista espiritual. Están tratando de explicar una jerigonza inventada y elaborada desesperadamente, diciéndole a la gente que el acto de diezmar, como en el caso de Melquisedec, debe ser por revelación, o sea por fe, y no por ley.

Lo curioso del argumento de la revelación para diezmar, es que Jehová no concedió esta revelación a su hijo Jesucristo, ni a los apóstoles, ni a los discípulos, ni a la iglesia primitiva. Parece que quieren decir que esta revelación le fue dada al clero de esa época y al imperio francés. En el libro de los Hechos 15:20, podemos encontrar que los apóstoles judíos hacen cuatro recomendaciones a los cristianos gentiles, y no se menciona el diezmo en ninguna de ellas. “Apártense de la contaminación de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.” Creo que es un grave error continuar tratando de ir por encima de lo estipulado por la Palabra de Dios.

Indirectamente acusan a la congregación de que el que no diezma, es porque no tiene fe, y si no tiene fe, es porque no mantiene una buena relación con Dios y por tanto, hay algo malo que está sucediendo. Todas estas son estrategias y manipulaciones humanas, que utilizan las emociones y sensibilidad del cristiano. En esta jerigonza o rompe-cabezas, utilizan el pacto de Abraham de una manera tan confusa, que dejan a la congregación aturdida aplaudiendo, diciendo amén, pero sin realmente haber entendido nada. Que Dios tenga misericordia de estos ministros.
Hay predicadores que utilizan varias citas bíblicas y las ordenan de tal manera, para manipular y hacer creer que el caso de Melquisedec nos señala el deber de continuar diezmando aún en la dispensación de “La Gracia”. Ellos expresan su argumento a favor del diezmo en “La Gracia” de la siguiente manera:

Melquisedec era tipo de Cristo porque Hebreos 7:3b dice: “sino hecho semejante al Hijo de Dios.” Luego en Hebreos 5:10 nos dice que Cristo, “fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.” Continúa su argumento señalando que Abraham, “dio diezmos del botín” a Melquisedec. Su conclusión final es que, “los que son de fe, estos son hijos de Abraham.” Gálatas 3:7. Cuando estos ministros usan esta escritura, lo que intentan establecer es que como nosotros los cristianos somos de fe, entonces tenemos que diezmar, aunque estemos en “La Gracia”. O sea que los cristianos debemos entregar los diezmos a los “ministros de Cristo” aquí en la tierra.

Los ministros que no están de acuerdo con este tipo de razonamiento, también tienen sus argumentos que niegan esta forma de pensar.

Cuando Melquisedec tomó de Abraham los diezmos, en Hebreos 7:6, Melquisedec todavía vivía aquí en la tierra. Aunque Cristo era del linaje sacerdotal de Melquisedec y vivió también en la tierra, nunca reclamó diezmos de nadie, ni hay evidencia de que los recibió de nadie. No hay cita bíblica que señale que Cristo insinuara siquiera sobre el deber de diezmar.

Los diezmos según la ley

“Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.” Hebreos 7:8.

Los hombres mortales que reciben los diezmos aquí, son los que ya han sido señalados anteriormente en Hebreos 7:5, o sea que este versículo se está refiriendo a los sacerdotes de Leví, los cuales tenían mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley. Uno de quien se da testimonio de que vive, es nuestro Señor Jesucristo.

Hermanos, cuando escribí la parte de mayordomía financiera en el libro “Jehová Jireh”, no incluí el versículo señalado anteriormente, porque no lo creí necesario. Llegué a esta conclusión, porque al ser leído dentro del contexto donde se encuentra, no hay lugar a dudas de qué hombres mortales se está hablando. Los defensores del diezmo no desestiman ninguna cita bíblica, ni oportunidad que les brinde la posibilidad de usarla para defender su causa, el diezmo. Como he dicho anteriormente, conceptúo una irresponsabilidad extraer de su contexto, como sacada con pinzas, cualquier cita bíblica y presentarla a alguien. Dios sabrá cómo tratar con ministros carentes del conocimiento, pero a otros ministros que saben muy bien lo que están haciendo, el Señor les demandará.

El comentario en la Introducción del libro de Hebreos en la Biblia Scofield (Pág. 1246), nos dice que, “Los pasajes doctrinales aquí, revelan el propósito de esta epístola. Ella fue escrita con un doble intento: 1) Confirmar en la fe a los judíos cristianos, demostrándoles que el judaísmo había llegado a su fin, al cumplir Cristo todo el propósito de la ley; y 2) los pasajes exhortatorios muestran que el escritor tiene en mente el perenne peligro a que están expuestos los judíos que han profesado la fe cristiana, es decir, el peligro de regresar al judaísmo o de no poseer la verdadera fe en Jesucristo.”

He tomado este tiempo y espacio porque creo que es necesario para los que hemos sido llamados a predicar el mensaje del evangelio, aprender a presentar una porción bíblica dentro de su contexto. Si citamos el versículo de Hebreos 7:8 fuera de su contexto, surgirán varias preguntas. La principal será, “¿Quiénes son esos hombres mortales a que se está refiriendo este versículo?” El ministro que ha citado el versículo, sabiendo que la gran mayoría de las personas no leen y que los que leen algo generalmente, no se esfuerzan en buscar el verdadero mensaje de lo leído, se aprovechará de eso. Dirá que esos hombres mortales somos todos nosotros, porque todos somos hombres mortales. Con esto, la persona a quien se le está ministrando quedará convencida, aunque no satisfecha.

Aunque verdaderamente no es necesario, pero será más que suficiente si lees Hebreos 7:1-10 para tener una visión clara del versículo que estamos estudiando. Este versículo se está refiriendo a los sacerdotes levitas, que son los hombres mortales que reciben los diezmos aquí en la tierra. Digo que reciben, porque creo que todos sabemos que todavía hay un pueblo judío que sigue viviendo bajo la ley. El versículo 7:5 dice, “Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen el mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque estos también hayan salido de los lomos de Abraham.” El versículo 7:9 dice, “Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos.”

Hermanos, no se necesita de mucho entendimiento para poder ver que aquí se nos está hablando de los judíos que vivían en la ley. Ellos tenían que cumplir la ley y una de sus partes era pagar el diezmo a los sacerdotes levíticos.

Por: Pastor Álvaro Rolón
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